Sones del aire

Voy desde dónde habita mi corazón hacia mi casa y por el camino el aire me deja una melodía. Melodía que junto con el frio invernal eriza mi piel. Piel en la que se posan notas musicales después de ondular en el aire. Aire de mi ciudad que se cuela por las calles. Calles que no hace mas de 15 días en un 5 de enero sonó a algarabía. Algarabía que se está volviendo pasión poco a poco.
Poco a poco me acerco a mi casa, para así poder cerrar mis ojos en el camino y dejarme llevar por esos sones. Sones que llegan a mis oídos. Oídos que hace sólo un mes escuchaban al mismo instrumento de viento, de percusión …, pero con otro sabor. Sabor, el de la alegría. Alegría de los niños que creyeron en la magia. Magia como la que hacen sonar los niños de la plaza. Plaza que se enamora de su reina cuando pasea de madrugá por Sevilla. Y en Sevilla, aquellos niños, que hoy son estos, dan forma a un sueño que cada año se hace realidad esa noche. Noche diferente a la de hoy. Hoy es de lluvia, de nubes cubiertas. Cubiertas del sonido que me embelesa. Y embelesado llego, habiendo amado en cada nota que he escuchado. Y escuchando me doy cuenta que no estoy loco, que todo ha sido una gran verdad. Verdad como fue aquella pasión de amor, hace bastantes centurias. Centuria que suena dejando al aire enfermo de melodías.